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Misterios de Madrid «La Iglesia de San Pedro»

Venid, viejas, a San Pedro

Llegad, que ya esta el beato

Andreini, con hisopos

Preparado a buscar diablos

 

Así es como el gran poeta español Francisco de Quevedo habló de la pequeña iglesia de San Pedro el Viejo, ubicada en el corazón de la ciudad de Madrid, en el distrito de La Latina. Fue construida sobre una mezquita musulmana de la morería Madrileña; de hecho, la iglesia incorpora los muros árabes originales, que encierran más de 800 años de historia y ocultan innumerables misterios.

¿Pero a quién se refiere Quevedo cuando nos habla de Andreini?

Gennaro Andreini era un italiano, de la región de Calabrese, quién visitó Madrid mientras hacía una peregrinación a Santiago de Compostela. No tenía pensado asentarse en la ciudad, sin embargo, cuando llegó a la capital española, se dio cuenta de que podía ganar dinero realizando exorcismos… o al menos eso es lo que animaba a la gente a creer.

Utilizando la iglesia de San Pedro como base para realizar su trabajo, dio la bienvenida a aquellos que estaban poseídos por el demonio. Su fama se extendió y pronto acudieron las multitudes a las puertas del lugar sagrado a cualquier hora del día o de la noche, esperando su turno para purificarse. El hombre santo, con todo su arte, convenció a los fieles de que el exorcismo era una necesidad, ya que el demonio estaba dentro de todos y cada uno de ellos.

Los peregrinos comenzaron a llegar de los cuatro costados de España, y la situación se fue descontrolando, hasta que el Oficio Divino consideró oportuno intervenir expulsando a Andreini del país. A partir de ese momento, el número de casos de posesión por parte del demonio cesó de manera repentina y misteriosa.

 

Sin embargo, hay muchas otras historias que se desarrollaron en torno a esta histórica iglesia

Se dice que cuando la mezquita se transformó en iglesia, en el siglo XII por el rey Alfonso XI de Castilla, se fabricó una enorme campana.

Sin embargo, cuando los trabajadores trataron de transportarla al campanario, se dieron cuenta de que sería mucho más difícil de lo esperado debido a su enorme tamaño. Por la noche, todos regresaron a casa pensando en cómo resolver el problema, y quién sabe, tal vez hubieran podido encontrar una solución. Pero al día siguiente, cuando llegaron a la iglesia vieja, no había rastro de la campana: había desaparecido.

Los hombres estaban desconcertados y asustados. ¿La habían robado? Y si fuera así, ¿cómo pudieron moverla? Pero de repente escucharon un sonido familiar: el repicar de una campana. Todos alzaron la mirada hacia el campanario y la vieron: su campana se balanceaba serenamente en lo alto de la torre.

¿Quién, o qué, la había llevado allí?

Se dijo que fueron los mismos ángeles quienes llevaron a cabo la tarea. Desde ese día en adelante, la campana fue conocida como la campana mágica, con el poder de ahuyentar las nubes y acallar las tormentas con su dulce sonido. Muchos campesinos vinieron a pagar al monaguillo para tocarla cuando la lluvia amenazaba con destruir su cosecha.

Pero la campana también sonó para comunicar tragedias, o para lamentar sus consecuencias. La leyenda dice que se escuchó su inconfundible sonido en acontecimientos tan desafortunados como la muerte de Felipe II, la invasión francesa y durante las diversas epidemias que sufrió la ciudad.

Campanas angelicales y exorcismos diabólicos, esta iglesia, que se halla en la calle Nuncio número 14, rebosa encanto oscuro y merece al menos una breve visita durante tu estancia en Madrid.

 

Y por último … ¿no sientes miedo mientras deambulas por las estrechas calles adoquinadas del Madrid de los Austrias? Si el oscuro pasado de la ciudad aún no ha arrojado su sombra sobre tu alma, déjenme contarles la historia de la momia.

Se dice que en el siglo XVI un muro de la sacristía se derrumbó. Sin duda, el sacristán no habría estado muy contento, pero ¿pueden imaginar su reacción cuando encontró a una momia enterrada bajo los escombros?

El cuerpo se hallaba en perfecto estado, con la ropa intacta, aparte de la cabeza, que era la única parte del cuerpo que no había sido embalsamada y que estaba en estado de descomposición.

La comunidad parroquial se sorprendió y decidió exhibir el cuerpo durante unos días, lo que permitió a la gente presenciar el hallazgo con sus propios ojos.

Era imposible identificar al hombre, aunque se cree que se trataba de una persona importante, ya que fue enterrado de pie y con sus armas, una práctica común entre la nobleza.

Poco después, el caballero sin nombre fue sepultado de nuevo, recibiendo un entierro cristiano en el mismo lugar donde había aparecido.

Hoy en día, no se sabe si el caballero aún permanece enterrado dentro de las murallas de San Pedro o no, ya que no existe ninguna inscripción ni placa para documentar su paradero.

Pero por si acaso, cuando visitan la iglesia, asegúrense de guardar silencio para no molestar a los espíritus que yacen allí.

 

Traducido del artículo original de Renato Capoccia

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